lunes

The day the Schwa stood still


Me despierto de un sacudón con el típico ataque de culpa: te dormiste, algo tenías que hacer, alguien puede haber necesitado de ti, perdiste algún deadline. Te dormiste, cabrona. Me toma un tiempo, pero averiguo que la llamada del papá del Juan no fue un sueño. Llamo a disculparme por si acaso haya revelado por la línea todos los inapreciables secretos que guardo (como la talla que calzaba Sócrates, really). Alguien parece haber contestado pero todo lo que escucho es caos. No entiendo! No escucho nada!

Cuelgan.

Alarmada, llamo a un par de personas más, para que la realidad vuelva a su asidero. Nadie contesta. Una enorme sospecha surge en el fondo de mi corazón.

El mundo se acabó mientras dormía.

WTF

Para mantener la calma y la esperanza, salgo ver si al ropa ya está seca. Haberse dormido desde las once hasta las tres de la tarde tiene sus ventajas. Para el apocalipsis, el sol afuera está bastante bueno. Canto en silencio mientras recojo la ropa: una vocesita me ha dicho al oído: ¿Y si el mundo se acabó ya no tengo que irme a Guayaquil, cierto?

Salgo de la casa de Alexis llevando una canasta de ropa limpia a mi casa. Por la calle sólo hay signos ominosos: una envoltura de caramelo que dice "Tres Negritos", una mujer con un enorme termo rojo a cuestas... ya no lo soporto... recuerdo el testimonio de Ulises Estrella en el incidente de la Radio Quito y la Guerra de los Mundos en el... no me acuerdo el año y mi libro se quedó en la casa del patinho. Ulises era pequeño entonces (quién daría qué por haber escrito estas cuatro palabras!) y sólo recordaba que todos corrían a refugiarse en la iglesia, pero como sus padres eran ateos, él no hizo mayor cosa.

¡Qué peor que enfrentarse al fin de los tiempos y encima con handicap para el aburrimiento!

Quiero echarme a llorar y entonces veo que el Ciber está abierto.

Escribiré el último post de la humanidad.


En otros asuntos, hoy fue el programa navideño de la Amaia. Pretty boring stuff, as usual.

No hay comentarios.: