Últimamente el clima de Quito no me hace caso. Al menos al principio de estos fríos pendejos, el sol quiteño reconocía sus límites y salía por lo menos el sábado y el domingo. Ahora nada. No hay remedio, el muy idiota sale cuando le viene en gana y de últimas como que no se le antoja vernos. La carita de dios (por qué chch le dirán así? Deben ser ateos guerrilleros) se quedó sin su sol grande. (Hay un libro que se llama Mi Quito Tiene Un Sol Grande. Es un libro para niños con severo retraso mental. Igual que sus autores).
La cuestión es que a veces sale el sol y yo estoy aquí… encerrada en un palomar… en una de las torres de semáforo de la Grand Truck co. Acá al frente tenemos el local de hamburguesas cuadradas que siempre pone reggeae y salsa. En momentos de sol, como este, siento que estoy en la playa.
Y ese es el problema que tengo últimamente: no estoy aquí, estoy en la playa.
Cuando sale el sol y la gente que pasa por la Juan León Mera se contagia de la música de los de al frente y uno puede hasta olvidarse de la polución que está respirando y ponerse a cantar… estoy en la playa.
Y cuando el sol se mete y volvemos a la depre, todavía tengo mi música… y estoy en la playa, pero en un día gris (ya mismo llueve, pero sigue haciendo un rico calorcito).
Al principio me pareció normal porque casi siempre me dan ataques de desubicación como ese que se pasan en seguida (excepto aquella vez que estaba jugando a ser Borges y me agarró una depresión de dos días porque se me ocurrió que alguien me estaba soñando). Pero, cuando el feeling no se fue luego de un par de horas ya me preocupó. Nada me parece más bacán que estar en otro sitio (en especial si debería estar en Libri Mundi), pero si ando por ahí creyéndome que estoy en la playa y luego me cae el aguacero quiteño y me agripo o lo que sea y me despierto del delirio ya moribunda, como don Quijote…
O sea que ando en un video, como diría el Memo.
Recuerdo el comercial ese de alguna tarjeta de crédito en el a que un pobre hombre con cara de despistado lo bombardean 89.569.346 veces con el mensaje “Luis, vete de vacaciones!” Y al final el tipo en cuestión tenía la consabida tarjeta de crédito así que ¡qué fácil! Se va al caribe o algo así y hasta ahí nomás pasan. No han de querer que veamos como Luis tiene que trabajar en jornada de 16 horas el resto de su vida para pagar el tripcito.
¿Qué vas a hacer, Luis, para irte de vacaciones sin vender tu alma y endeudar a tus hijos? Date una vueltecita por el barrio, busca un parque que no parezca el Machángara… ármate un porrito.
La cuestión es que a veces sale el sol y yo estoy aquí… encerrada en un palomar… en una de las torres de semáforo de la Grand Truck co. Acá al frente tenemos el local de hamburguesas cuadradas que siempre pone reggeae y salsa. En momentos de sol, como este, siento que estoy en la playa.
Y ese es el problema que tengo últimamente: no estoy aquí, estoy en la playa.
Cuando sale el sol y la gente que pasa por la Juan León Mera se contagia de la música de los de al frente y uno puede hasta olvidarse de la polución que está respirando y ponerse a cantar… estoy en la playa.
Y cuando el sol se mete y volvemos a la depre, todavía tengo mi música… y estoy en la playa, pero en un día gris (ya mismo llueve, pero sigue haciendo un rico calorcito).
Al principio me pareció normal porque casi siempre me dan ataques de desubicación como ese que se pasan en seguida (excepto aquella vez que estaba jugando a ser Borges y me agarró una depresión de dos días porque se me ocurrió que alguien me estaba soñando). Pero, cuando el feeling no se fue luego de un par de horas ya me preocupó. Nada me parece más bacán que estar en otro sitio (en especial si debería estar en Libri Mundi), pero si ando por ahí creyéndome que estoy en la playa y luego me cae el aguacero quiteño y me agripo o lo que sea y me despierto del delirio ya moribunda, como don Quijote…
O sea que ando en un video, como diría el Memo.
Recuerdo el comercial ese de alguna tarjeta de crédito en el a que un pobre hombre con cara de despistado lo bombardean 89.569.346 veces con el mensaje “Luis, vete de vacaciones!” Y al final el tipo en cuestión tenía la consabida tarjeta de crédito así que ¡qué fácil! Se va al caribe o algo así y hasta ahí nomás pasan. No han de querer que veamos como Luis tiene que trabajar en jornada de 16 horas el resto de su vida para pagar el tripcito.
¿Qué vas a hacer, Luis, para irte de vacaciones sin vender tu alma y endeudar a tus hijos? Date una vueltecita por el barrio, busca un parque que no parezca el Machángara… ármate un porrito.
4 comentarios:
Si el pobre Luis hubiera leido tu post antes, seguramente no estaría sentenciado a trabajos forzados para pagar ese pedazo de plástico con banda magnética XXDDDD.
Mamá, el suyo ha sido un post de lo más sudrealista. Con d antes de r, por supuesto.
El sol anda así, medio así... como que hecho el rico mismo... no sé.
A veces, frente a la mortecina luz de la compu y la mala vibra, a mí también me dan ganas de sol, de salir de mi palomar...
Lo del porro, también es buena idea XDDDD
Ya ven porque no me gusta la zona?? aparenta lo que no es¡¡¡
La verdad yo creo q armarse unito te saca del tedio y por un momento podrias estar alli en la playa... pero no hay comparación con armarse unito en la playa misma misma... y con tal de que no sea atacames pues daría lo mismo que estar en la zona.. por cierto, ya mismo viene la zona II en http://elensayadero.blogspot.com/.. qué malo como uso tu blog clau para una campaña publicitaria gratis no ve?? jejeje
Oye qué pleno el diseño de tu página, es tan sútil, livianito y muy funcional, cruzarás una pista para ver si le arreglo un poquito más al ensayadero.. plenaso el artículo¡¡... y por favor¡¡¡ aun no sé japonés y a veces sí confunde¡¡ jajaja
jaja... la carita de dios...mmm me kede pensando.. (si lo hago de vez en cuando) de donde salio eso??.. yegue a la conclusion de ke le pusieron asi inspirados en la cara de cristo.. pero despues de los latigazos claro!!!...y Luis cruzate uno!!!..LEGALIZACION!!... iguanayamingúityu!
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