viernes

Eye Candy (The Road To Uncle Ho's)

Hoy estábamos indecisas sobre dónde comer, la niña Gilda y yo, así que empezamos a caminar con rumbo incierto por la zona roja de la mariscal mientras nos preguntábamos en voz alta cuál sería nuestro lugar de almuerzo y ¡zas! que nos rebasa un señor viejito con una bandeja. Bueno, puede que el ¡zas! no quede bien, pero no hay muchos efectos de sonido en esta consola análoga. Imagínese usté el que quede mejor. Como en los dibujos de Han(n)a Barbera XDDD
Entonces nos rebasó este señor y en su bandejita tenía un pozillo (pocillo? posillo? XDDDDDDD)grande con lo que parecían restos de ensalada y a un lado, palillos chinos.
La llamada fue contestada y como Alicia tras el conejo blanco, seguimos al viejito que nos había mandado el destino.
La intervención de alguna fuerza superior a nosotras, llegado este punto, resulta innegable: estás caminando sin rumbo por la calle, preguntándole al universo "dóóónde será que comemooos?" Qué pasa? Si tienes suerte te escucha Ho Chi Ming, y eso nos pasó! Apareció de la nada un viejito. Para que lo sigamos llevaba la carnada: platos vacíos y hashi y para que no nos perdamos caminaba despacio. Lo seguimos hasta que parecía que se iba a ir de largo a Carcelén y, ahora me avergüenzo, la duda entró en nuestros corazones. Llegamos a pensar que era uno de esos viejos locos que deambulan por ahí con una bandeja... ´del recreo al estadio de Liga y viceversa.
Ya me aburrí de escribir. Bueno, el viejito nos llevó a ver a Ho Chi Ming y a un excelente almuerzo. Las fotos se las debo. Arroz!!!

2 comentarios:

Gilda dijo...

Como digo, debemos volver.
¡Quién iba a decir que Ho Chi Ming entraría a mi panteón budista, pagano luterano!
Para que veas las cosas del destino señorita.
Así que dregresadremos, más fuertes, más hambrientas, y con más seres humanos dispuestos a comer bajo el ojo de Ho... y ese tal General medio ciego. Te debo el nombre de ese míster.

Schwa dijo...

Jack?